Los hitotsume-kozo, son niños de
un solo ojo pertenecientes al folklore japonés. Aparecen como niños de aproximadamente diez años de
edad, o como un monje budista. Sin embargo, su característica más
llamativa y distintiva es un solo ojo gigantesco en el centro de la cara. Se
los considera duendes del hogar.
Son
criaturas relativamente benignas a las que les gusta correr asustando a
los humanos o diciéndole a la gente ruidosa que estén en silencio puesto que disfrutan de los ambientes silenciosos.
A pesar de esto, mucha gente considera que un encuentro con un
duende de un solo ojo representa un mal presagio. Por esta razón, los supersticiosos
a veces dejan cestas de bambú frente a sus casas, pues se dice que esto los ahuyenta.